Por Oscar Flores
Recuerdo cuando estaba en los últimos semestres de mi carrera de ingeniería industrial y me preguntaba cómo iba a enfrentarme al mundo laboral. Había pasado años absorbiendo conocimientos de ingeniería, administración, finanzas y negocios, participando en proyectos de clase y estudiando para exámenes, pero me quedaba una gran pregunta: ¿qué tan preparado estaba realmente para el trabajo que deseaba? Fue entonces cuando alguien me habló de las prácticas profesionales y del impacto que podían tener en mi carrera. Aunque al principio tenía dudas, decidí hacerlas. Y hoy, mirando hacia atrás, sé que fue una de las decisiones más importantes de mi vida.
Las prácticas profesionales son esa conexión que a menudo falta entre la teoría y la práctica. Es la experiencia que convierte lo que ves en libros y clases en algo tangible y aplicable. A lo largo de estos años, he visto cómo estudiantes pasan por el mismo proceso de descubrimiento y transformación que yo viví. Entrar al mundo de las prácticas es una experiencia que enriquece tanto profesional como personalmente, y cada vez que hablo con estudiantes que están pensando si tomar este paso, les cuento algunas de las razones más poderosas por las cuales vale la pena dar el salto.
Durante mis años universitarios, me tocó pasar por varias experiencias como practicante. Mis ejemplos son variados: fui ingeniero en el taller de mantenimiento de una empresa que elabora los palitos de paleta y las cerbatanas de las pecositas. Esta experiencia, que sí estaba relacionada con mi carrera, me permitió ver en la práctica lo que había aprendido en la escuela, aplicando conocimientos en mantenimiento y optimización de procesos. Gracias a ello, comprendí a fondo la importancia de la eficiencia en la producción y la implementación de estándares de calidad que garantizan la consistencia en la industria.
Recuerdo que mi primer trabajo fue de consultor junior en ingeniería de procesos, donde trabajé en el diseño de modelos de atención de la demanda para una empresa aseguradora. Fue ahí donde mis conocimientos en estadística descriptiva e inferencia dieron buenos frutos, y por primera vez pude ver cómo mis habilidades técnicas generaban un impacto real en una organización. También vi cómo algunos de mis compañeros conseguían posicionarse en grandes empresas, tanto nacionales como transnacionales, en distintos sectores como la metalmecánica, el mundo financiero, el cosmético, la industria de la hospitalidad y el sector agroindustrial. Me di cuenta de que las prácticas profesionales nos daban la pauta para dar el primer paso y guiarnos hacia el camino que queríamos seguir. Y algo importante que aprendí, y que siempre recomiendo, es que no tomes a la ligera la elección de dónde hacer tus prácticas. No es solo una formalidad o un requisito para graduarse; es una puerta de entrada hacia el campo profesional y la oportunidad de adquirir experiencias que te ayudarán a definir hacia dónde quieres dirigir tu carrera. Piénsalo bien, investiga las opciones y busca un lugar donde puedas poner en práctica tus habilidades, donde sientas que puedes aprender algo valioso y, sobre todo, que se alinee con lo que te imaginas para tu futuro profesional.
Cuando te gradúes y empieces a buscar empleo, no serás el único candidato o candidata con un título universitario. ¿Qué te hace diferente? La experiencia práctica. Las empresas valoran enormemente a los candidatos que ya han tenido contacto con el entorno laboral. Durante un proceso de selección, un currículum que demuestre experiencia práctica en una empresa tiene una ventaja importante frente a aquellos que solo cuentan con estudios teóricos. Y es que el mundo laboral es exigente y busca personas que sepan cómo desenvolverse en él. Es cierto que conseguir unas buenas prácticas requiere preparación. No basta con enviar solicitudes; necesitas crear un perfil atractivo y pensar en las habilidades que puedes aportar. Aquí es donde la Coordinación de Prácticas Profesionales de la IBERO puede ayudarte. Sabemos que el proceso puede ser abrumador, sin embargo, la coordinación está ahí para asesorarte en cada paso. Pueden ayudarte a encontrar el lugar perfecto para comenzar en el mundo laboral. Además, te apoyan en la búsqueda de oportunidades que se alineen con tus objetivos y en prepararte para las entrevistas, asegurando que elijas un lugar que realmente potencie tus habilidades y desarrollo profesional.
En definitiva, las prácticas profesionales son el primer gran paso hacia la vida profesional. No solo te preparan para enfrentar retos reales, sino que también te brindan las herramientas y conexiones necesarias para construir una carrera sólida y exitosa. Desde la Coordinación de Prácticas Profesionales de la IBERO, están listos para acompañarte en cada etapa de este proceso. ¡No subestimes el poder de las prácticas! Es un paso que realmente puede marcar la diferencia.
Sobre el autor
Oscar Flores
Oscar Flores Choperena es Coordinador del Centro de Emprendimiento de la Universidad Iberoamericana, Ciudad de México. Con más de 15 años de experiencia en innovación, emprendimiento y validación de modelos de negocio, ha liderado la incubación de startups y la creación de programas académicos enfocados en metodologías ágiles y desarrollo empresarial. Apasionado por la educación financiera, impulsa el diseño de programas que capacitan a jóvenes y emprendedores en la gestión de sus finanzas personales. Oscar está comprometido con fortalecer el ecosistema emprendedor mediante formación práctica y mentoría, fomentando un enfoque integral hacia el crecimiento profesional y financiero.
0 comentarios